Prefabricado, visitas técnicas y reducción de huella de carbono: más allá del hormigón

La industrialización en construcción ofrece ventajas evidentes: precisión, rapidez y control de calidad. Pero requiere un seguimiento técnico riguroso. En el caso del prefabricado de hormigón, las visitas a fábrica no son un trámite, son una herramienta de control esencial.

Allí se validan aspectos clave: desde el desarrollo técnico de planillas hasta la calidad de fabricación y el cumplimiento de especificaciones ambientales. Ver el proceso in situ permite anticipar desviaciones, garantizar calidades y mantener el pulso del proyecto.

Un ejemplo concreto: en el nuevo centro logístico de SEUR en Getafe, promovido por Goodman, se está utilizando estructura prefabricada elaborada por Precon. Como parte de nuestras funciones en Areall, apoyamos este seguimiento técnico, pero también impulsamos mejoras estratégicas.

En este caso, se ha sustituido el cemento CEM I por CEM II, con menor contenido de clínker y mayor uso de materiales reciclados, como cenizas o escorias.

Esta elección responde a criterios de Análisis de Ciclo de Vida (ACV). El cemento es responsable de una parte significativa de las emisiones en un edificio. Cambiar su tipología puede suponer una reducción directa de CO₂ por metro cúbico de hormigón sin alterar sus propiedades mecánicas. En proyectos de gran escala, estas decisiones marcan la diferencia.

Las visitas técnicas no sólo son una oportunidad para controlar calidad y plazo: son también el momento de verificar que la sostenibilidad no se queda en la memoria del proyecto, sino que se fabrica, se monta y se mide.

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